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Reflexiones: Cash Luna - Las pequenias cosas que producen mucho

  cash luna  Pastor Cash Luna - www.cashluna.org

Luego de meditar en la Palabra, he descubierto que el caso del pueblo de Israel nos ofrece una valiosa enseñanza sobre las oportunidades que tenemos como hijos de Dios. Muchos piensan que los gigantes de la Tierra Prometida estaban allí para impedir que los israelitas la conquistaran, pero es al contrario.

Esos gigantes prácticamente cuidaban la tierra porque no permitieron que nadie más que los elegidos del Señor la conquistaran. Quizá otros pueblos lo intentaron, pero solamente el pueblo de Dios tenía la fe para conquistarla porque conocía Su poder y estaban llenos del Espíritu Santo. ¡Tú puedes conquistar lo que otros no logran porque tienes fe y conoces al Señor quien te ayudará a derribar esos gigantes que han cuidado lo que te pertenece! Hay gigantes guardando tu bendición, pero debes luchar por alcanzarla porque sólo lo lograremos quienes confiamos en el poder de Dios. Los gigantes no pueden derrotar a los hijos del Señor, así que aprovecha esa oportunidad y toma lo que te corresponde.

La gente se queja de las oportunidades que otros tienes, pero no se dan cuenta de las que desperdician. Por ejemplo, de las personas que tuvieron oportunidad de ir al colegio, sólo una pequeña cantidad aprovecharon el tiempo y obtuvieron buenas calificaciones, el resto, desaprovechó la misma oportunidad. De los millones de personas que tienen una Biblia, solamente un pequeño porcentaje ha aprovechado esa oportunidad y la ha leído, por lo que está preparada con fe y Palabra para vivir mejor. ¿Lo ves? Muchos tienen su oportunidad pero no la aprovechan. No puedes quejarte de las oportunidades que no tienes, si desaprovechas las que te han dado.

Hace un tiempo, cuando dimos la oportunidad de visitar la construcción del nuevo templo, muchos la aprovecharon, pero otros no. En una de esas visitas, cuando hice el llamado para que las personas entregaran su vida a Cristo, se acercó un joven en silla de ruedas, oramos y fue evidente que su vida se llenó del Señor. Luego, al salir, noté que se acercaba a un taxi y asumí que alguien lo había llevado, pero me sorprendí cuando vi que la persona que le ayudaba a movilizarse, ¡lo acomodó en el asiento del chofer! Entonces, descubrí que ese joven era digno de admiración porque realmente aprovechaba las oportunidades que tenía, incluso superando sus limitaciones. ¡Era increíble! Estoy seguro que el Señor le recompensará con abundancia porque es una persona que no desperdicia sus talentos, no se dejó vencer y aprendió a salir adelante cuando otros hubieran encontrado la excusa perfecta para fracasar.

No hay oportunidad pequeña
Algunas personas se llenan de amargura y resentimiento porque desean las oportunidades que otros tienen y no aprovechan las propias que les parecen pequeñas. La vida no se trata de grandes oportunidades, sino de sacarle provecho a las que tenemos. Yo agradezco la oportunidad que Dios me brinda para organizar Noches de Gloria y me siento honrado de que Él me use para beneficiar a miles. Pero no siempre fue así, ya que organizar grandes cruzadas de milagros ha sido una bendición que vino con el tiempo y mucho esfuerzo. Antes, mi oportunidad era darle Palabra a las personas en el bus de transporte colectivo y la aprovechaba con la misma emoción que me mueve ahora en un estadio repleto de gente. En ese momento, me llenaba de satisfacción ver el agradecimiento en los ojos de quienes leían la Palabra que les escribía en el ticket de bus. Ahora, me sucede lo mismo ante los increíbles milagros que el Señor hace en Noches de Gloria. Ambas son oportunidades de llevar al Señor al corazón de las personas y las he aprovechado, sin quejarme o añorar lo que otros pastores o ministros tengan. Por pequeñas que a otros les parezcan, para mí, son enormes oportunidades y no las desperdicio. Tu sociedad y tu entorno familiar mejorarán cuando dejes de quejarte, hagas a un lado el resentimiento y la amargura para aprovechar las oportunidades que Dios te regala.


Las oportunidades para producir
Mateo 25:14-30 relata la parábola de los talentos: Porque el reino de los cielos es como un hombre que yéndose lejos, llamó a sus siervos y les entregó sus bienes. A uno dio cinco talentos, y a otro dos, y a otro uno, a cada uno conforme a su capacidad; y luego se fue lejos. Y el que había recibido cinco talentos fue y negoció con ellos, y ganó otros cinco talentos. Asimismo el que había recibido dos, ganó también otros dos. Pero el que había recibido uno fue y cavó en la tierra, y escondió el dinero de su señor. Después de mucho tiempo vino el señor de aquellos siervos, y arregló cuentas con ellos. Y llegando el que había recibido cinco talentos, trajo otros cinco talentos, diciendo: Señor, cinco talentos me entregaste; aquí tienes, he ganado otros cinco talentos sobre ellos. Y su señor le dijo: Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor. Llegando también el que había recibido dos talentos, dijo: Señor, dos talentos me entregaste; aquí tienes, he ganado otros dos talentos sobre ellos. Su señor le dijo: Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor. Pero llegando también el que había recibido un talento, dijo: Señor, te conocía que eres hombre duro, que siegas donde no sembraste y recoges donde no esparciste; por lo cual tuve miedo, y fui y escondí tu talento en la tierra; aquí tienes lo que es tuyo. Respondiendo su señor, le dijo: Siervo malo y negligente, sabías que siego donde no sembré, y que recojo donde no esparcí. Por tanto, debías haber dado mi dinero a los banqueros, y al venir yo, hubiera recibido lo que es mío con los intereses. Quitadle, pues, el talento, y dadlo al que tiene diez talentos. Porque al que tiene, le será dado, y tendrá más; y al que no tiene, aun lo que tiene le será quitado.

La parábola de los talentos nos revela valiosos principios de productividad y oportunidades. Pero antes de analizarlos detalladamente, es bueno reflexionar en lo importante que es la actitud para ser realmente productivo. Al leer la parábola, vemos que el siervo improductivo era insolente y arrogante porque fue el único que se jactó que conocer a su señor y no era así. Le dijo que había enterrado el talento por miedo, porque ¡sabía que era mezquino y exigiría resultados que no merecía! ¿Desde cuándo es permitido hablarle así a la persona que ha confiado en tus capacidades y te ha entregado lo suyo para que produzcas algo bueno? Nadie mezquino y egoísta entrega lo propio para que otros trabajen y se beneficien. Así que ten mucho cuidado de no criticar a tu jefe quien firma tu cheque de salario cada mes. No desperdicies la oportunidad que tienes de trabajar y ser productivo. Si leemos con detenimiento, verás que los dos siervos productivos no alardearon de conocer al señor que les confió su dinero. Y sucede muchas veces que el empleado negligente e inútil se dice “amigo y persona de confianza” de la persona a quien critica. Cuídate de no ser siervo inútil, improductivo y prepotente.

Luego de esta reflexión sobre una buena actitud, veamos la lección sobre productividad según las leyes del Reino. Primero confirmamos que todos recibieron de acuerdo a su capacidad , uno recibió 5 talentos, otro 2 y el tercero recibió 1 talento. El capital que se repartió en total fue de 8 talentos y en el cuadro podemos ver los porcentajes que representa cada cantidad para el total:

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Aunque para el dueño era poco lo que recibió el primero, para esa persona era todo lo que tenía para producir. Esto nos enseña que debemos ver lo que tenemos, sea mucho o poco, como la oportunidad que nos dan para demostrar que somos productivos. Tal vez no estudias en el mejor colegio del país, pero tienes la posibilidad de estudiar y debes aprovecharla. ¡Yuju! Haz bien lo que te corresponde, donde sea que te encuentres, porque esa es tu oportunidad, es todo lo que tienes para salir adelante y no debes desperdiciarlo con lamentos.

Ahora, veamos lo que cada siervo produjo con lo que recibió:

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En total, produjeron 7 talentos, pero el tercer siervo no produjo nada, por eso tiene el 0% y es impactante ver que al sacar el cálculo de la producción total, sumando lo que recibieron, quien no trabajó y se quedó con el mismo talento que recibió desde el inicio, tiene un 6.66%, el número de la bestia en el libro de Apocalipsis, es decir que recibir y no producir nos aleja de Dios. Él te ha dado inteligencia, pero tú debes estudiar y superarte; te ha dado trabajo, pero tú debes levantarte temprano y aprovecharlo; te ha dado cónyuge, pero de ti depende cómo lo trates y seas feliz en el matrimonio. Dios no se esforzará por ti, eres tú quien debe producir con lo que has recibido.

Ahora que ya vimos lo que cada uno recibió, y lo que produjo, analicemos lo que el amo hizo para redistribuir los bienes y recompensar a quien se esforzó:

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Al siervo necio le quitaron el talento y se lo dieron a quien más había recibido y duplicó lo que tenía. Por eso, ahora vemos que tiene 11 talentos que representan el 73.3% del total de bienes. Algunos podrían decir que es una distribución injusta, pero la ley del Señor es que recibirá más, quien lo merezca.

Es similar al criterio que tienen los patrocinadores con los deportistas, ya que reciben más patrocinio de marcas los que tienen alto rendimiento porque exhiben mejor lo que promocionan y proyectan imagen de éxito. Entonces, un deportista con bajo rendimiento podría decirle a un patrocinador: “Benefíciame con publicitar tu marca, yo lo necesito más que el otro deportista que gana mucho dinero con los torneos”. Pero el patrocinador le respondería: “Es cierto que tú lo necesitas, pero el deportista exitoso lo merece”. Hay un momento cuando Dios te da porque lo necesitas, pero llega el momento cuando te promueve porque lo mereces. ¡Esfuérzate para llegar a ese nivel y recibir lo que mereces por trabajar duro y ser productivo!

En esta última tabla a continuación, vemos un resumen de la productividad de los tres siervos. Al analizarla, vemos que Dios les dio a todos, aunque no todos fueron productivos y recibió recompensa extra quien más se esforzó. Por ello, el tercer siervo, quien al inicio tuvo el 12.5% del total de bienes, bajó al 6.66% porque fue improductivo, y al final se quedó sin nada.

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Poco a poco se logra mucho
Dios siempre ve tu esfuerzo, aunque a veces pierdas y otras veces ganes, Él recompensa la voluntad y buena actitud ante los retos. En la parábola vemos que el amo le dijo al siervo negligente que debería haber entregado el talento a los banqueros para que, por lo menos, ganara intereses. Si el siervo lo hubiera hecho, en 3 años, con un interés del 8%, le hubiera devuelto 1.45 talentos a su amo. No es mucho pero era algo y seguramente con eso, el inversionista se hubiera conformado, pero lo terrible fue la actitud pasiva y prepotente.

Los otros siervos seguramente no tuvieron éxito al inicio, quizá perdieron en algún momento porque la Palabra dice que entregaron cuentas luego “mucho tiempo”, así que lo importante es demostrar que tenemos la actitud correcta y trabajamos por avanzar cada día, aunque no sea mucho, aunque sea un pequeño porcentaje, pero debemos producir y mejorar en relación con el día anterior. Recuerda que poco a poco se alcanza mucho.

En el listado de las empresas más exitosas del mundo, vemos que Apple, en 5 años, alcanzó un 45% de utilidades; otra empresa que se dedica a manejar recursos naturales rindió el 41% y una que trabaja en producción de energía obtuvo el 35% en los mismos 5 años. Nadie alcanza el 100% de su capacidad en corto tiempo porque todo requiere esfuerzo y constancia.

No te compares con otros, esfuérzate por superar tus propios parámetros. Cada día debes hacer un pequeño esfuerzo por ser mejor padre, esposo y trabajador. Los 5 minutos que hoy llegaste más temprano al trabajo rendirán más frutos que ayer. Los 10 minutos extras que estudiaste hoy serán la diferencia en la nota de mañana. No lo dudes, tu esfuerzo verá la recompensa.

El hijo pródigo es un buen ejemplo del proceso que debemos seguir para ser productivos porque dijo que se levantaría, iría donde su padre y le pediría perdón. Es decir que debemos planificar lo que haremos y luego, ejecutarlo con el objetivo claro en mente. Toma en cuenta que según las estadísticas, el 20% de lo que hacemos provoca el 80% de nuestros resultados. Significa que el 20% de lo que predico impacta en el 80% de las personas; el 20% de los empleados de una empresa producen el 80% de las ganancias que se obtienen; por ello, el 20% de las personas poseen el 80% de las riquezas del mundo. Esfuérzate por ser parte de ese 20% de personas que genera beneficios propios y para su comunidad.

Recuerda que los cambios pequeños producen grandes resultados. Cierta vez, un panadero triplicó sus ventas al comprar un ventilador y ponerlo frente al pan recién horneado, para que el olor atrajera la atención de los clientes. ¡Ese pequeño cambio generó un gran resultado! Así que no hay más excusas para ser productivo, no esperes grandes oportunidades, no esperes cambios radicales en poco tiempo, asume el compromiso de esforzarte día a día y superar poco a poco tus dificultades, pero con tenacidad y entusiasmo, dando lo mejor de ti en cada oportunidad.

Agradécele al Señor los talentos que te ha confiado y prométele que los aprovecharás al máximo, multiplicando todo lo que te ha dado y lo que te dará, para beneficio de muchos y gloria Suya.
Enviado el lunes, 26 de septiembre a las 16:37:42 por bravo


 
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